Entradas

Promesa incumplida.

Imagen
He dejado de escribir aquí. Porque puedo hablarte y decirte lo que quiera, cuando quiera, las veces que quiera. Pero hoy no ha resultado todo como lo había planeado. Hace exactamente diez años, mientras te extrañaba ferozmente, hice una promesa: que ya no habría nunca más un 27 de marzo en el que no te bese. Y trabajé en ese objetivo, que fue rector, que fue prioritario, que en principio, era el único. Mantuve esa promesa año tras año, viajando aunque sea en el día para tomarte de la mano y darte el beso que me había prometido. Hasta hoy, que la inmensidad de este cisne negro, este evento impensado, me obliga a no poder cumplir esa promesa autoimpuesta. Así que hoy no podré besarte. Ni podremos fundirnos en el abrazo que nos damos al llegar. Tampoco ir de pizzas a la Bodeguita o pelotear en la rambla. No iremos a comprar juntos tu regalo, ni al Liceo, ni me pasearás en moto por las calles empedradas, algo que mi coxis agradece. No podré decirte en persona lo que te quiero,

Infelicidad

Imagen
“¿Qué es la felicidad?, le preguntó en una ocasión a su hijo Elías (…) El pintor pensó la respuesta posible, acumuló evidencias, pero prefirió permanecer en silencio: en realidad le interesaba más el concepto de su padre, que el suyo propio. -Dime tú.- La felicidad es un estado frágil, a veces instantáneo, un chispazo, había comenzado a decirle Daniel a su vástago, (…) Pero si tienes suerte puede ser duradero. Yo tuve esa suerte. En la época en que se hacen los amigos de toda la vida, encontré a esos amigos. Y desde que conocí a tu madre fui, en los asuntos principales de la vida, un hombre feliz. Pero cuando me recuerdo cosas como el privilegio de haber sido uno de los dieciocho mil habitantes de la tierra que estaba esa tarde en el estadio y pude ver el jonronazo de Miñoso, sé que por momentos fui muy feliz. Por años conseguí enterrar mis dolores del pasado y vivir mirando hacia delante, sólo hacia delante. Lo jodido es que cuando menos lo esperas, hasta esos dolores que creías v

Polvo y aire

Imagen
No llores. Nada logra derrumbarme sino tu llanto. "No llores!", me repetis en cada despedida, y trato de obedecerte. No llores, te pido, mañana estoy ahi, a tu lado, y charlaremos acerca de tus lágrimas, ya secas. Yo también te extraño tanto, tanto... No llores, porque te amo. Y todo lo demás sólo es polvo y aire.

27 de marzo

Imagen
"Es el tiempo que has dedicado a tu rosa lo que la hace importante” Antoine de Saint-Exupéry, El Principito, Capítulo XXI. Yo quería un varón. En la concurrida antesala del obstetra, confiado, sólo podía aceptar la confirmación de mi deseo más preciado. Un macho, el último de la estirpe, el continuador de un apellido que necesitaba de mí para evitar su extinción. Cuando pasamos al consultorio, con tu madre recostada sobre la camilla y tu esquiva imagen en el monitor, devaneos de futuros peloteos callejeros cruzaban mi mente. Ibas a llamarte Hipólito. Nombre elegido hacía muchos años; mi sentido homenaje al Peludo, el más grande de los argentos. No podía aceptar otra cosa. Y el doctor nos pregunta cómo habíamos pensado llamarte. “Saludos a Olivia”, nos dijo, mientras abría la puerta para despedirnos. Luego, sólo recuerdo estar sentado en el auto, aferrado al volante, shockeado. Tu madre relató siempre que, antes que eso, yo había salido a la sala diciendo “…igual la vamos a querer…

Hay un hombre feliz que me sigue....

Imagen
Durante tres días me sentí perseguido y vigilado. La cara de un hombre inmensamente feliz se me aparecía reflejada en cada espejo, cada vidrio, cada charco de agua, incluso en los ojos profundos de mi hija. No hice la denuncia porque el tipo me resultaba muy parecido al que alguna vez fui...

No llores

Imagen
Estaba tratando por vez enésima de realizar una pirueta sobre su skate, cuando el envión la depositó directamente en mis brazos. Y ahí sentí ganas de no dejarla ir, de apretarla contra mi pecho y no soltarla nunca. Me estremecí sólo de pensar en el día siguiente, y una lágrima hizo su inoportuna aparición. - Que te pasa, estas llorando? - Un poco. Es que mañana te vas, y voy a extrañarte mucho. Me agarró la cara con ambas manos y mirándome fijamente a los ojos, dijo: - Ojitos verdes. No tenés que llorar. Ya no sos un bebé, tá? Me soltó los cachetes. Tomó la patineta entre sus manos. Y volvió a intentarlo.

El Año Nuevo de El Hombre Solitario

Imagen
sábado 1 de enero de 2011 El Año Nuevo de El Hombre Solitario El Hombre Solitario bajó a la calle poco antes de que den las doce. Consideró inapropiado encerrarse en casa, y buscó un lugar abierto. Adora los fuegos de artificio. Le recuerdan a su hija aupada a él, abrazada a él, frente al río, buscando refugio para el inocente temor que le provocaban el estruendo y la noche repetidamente iluminada. El Hombre Solitario había tomado la decisión de asumir esa condición. Recibió muchas invitaciones de amigos y familiares para esperar el Año Nuevo, y una a una las había rechazado. Adoptó una postura maximalista, típica de otros tiempos. Sólo la compañía de una persona lo hubiera hecho desistir de recibir el 2011 en soledad. Y no pudo lograr tal cosa. “O tú, o ninguna”, se dijo, parafraseando a Luis Miguel. Ninguna, entonces. Confió en que todos, de enterarse, lo entenderían. Su caminata resultó apropiada para movilizar sus recuerdos, algunos dormidos, otros urgentes.El Hombre Solitario se i